domingo, 18 de enero de 2009

Un día, todo se volvió doloroso, terrible y cotidiano. Dejó de mirarme como me miraba. Y no hay nada que duela más a una mujer, no hay traición más grande para ella, que el desamor.
Hasta podés perdonar que te digan que estás gorda. Podés perdonar todo, menos que te dejen de mirar así.
Finalmente, dos semanas después de decirme que era la mujer de su vida, me dijo que quería separarse. No me vino con el discurso de un tiempo.
Dicen que olvidar te lleva la mitad de tiempo de lo que dura la relación. Esto sería algo así como que si saliste un año, tu duelo sí o sí será de seis meses. Yo no creo en esas reglas.

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